martes, 5 de octubre de 2010

El Protocolo: las reglas del juego del negocio

Expansión.com, 17 de febrero de 2009. D. Antonio Sánchez-Crespo Casanova.

El cambio generacional en la Empresa Familiar es un proceso que debe durar varios años, intentando que la familia empresaria inicie y mantenga una actitud de diálogo entre sus miembros acerca de sus relaciones con la empresa. Suele ser una de las primeras tareas que la familia empresaria acomete dentro de ese proceso más amplio que es el cambio generacional.

Es además, un ejercicio de autorregulación. Es la propia familia quien, en un uso responsable de su libertad, decide libremente acometerlo para favorecer y posibilitar el cambio generacional. Para ello debe fijar las futuras reglas de juego, lo que implica objetivar las situaciones que, previsiblemente, puedan plantearse en el futuro y darles una solución para cuando eso suceda.

El Protocolo Familiar, de manera gráfica, es como un "cóctel" cuyos ingredientes son los distintos aspectos personales, familiares, económicos, afectivos y legales que hay que conjugar. El "barman" que lo prepara es la propia familia, que es quien decide la intensidad con que se incorporan al Protocolo cada uno de esos ingredientes, si elimina alguno de ellos, o si añade otros no contemplados inicialmente. Por su parte, el asesor externo aporta la receta o ala forma de hacerlo, provoca el diálogo, dirige las reuniones de la familia y actúa como mediador.

Desde el punto de vista jurídico, el Protocolo Familiar es un acuerdo marco, firmado entre familiares socios de una empresa, para regular la organización y gestión de la misma, así como las relaciones entre familia, la propiedad y la empresa, con la finalidad de darle continuidad de manera eficaz y con éxito a través de las siguientes generaciones familiares.

Es un documento de naturaleza compleja en el que suelen incluirse distintos tipos de pactos. En primer lugar, pactos sin fuerza legal, que no vinculan a las partes pero que se incluyen porque conforman determinados principios inspiradores de la actitud de la familia ante la empresa y de ésta ante la sociedad.

Conseguir que algunos empresarios se conciencien de la necesidad de poner en marcha el proceso de cambio generacional es, muchas veces tares inútil. Luego surge un hecho imprevisto, como un fallecimiento, que exige un cambio inmediato, y el proceso se convierte en suceso. Las consecuencias las pagan la familia y la empresa.

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